La población costera de Colliure o Collioure es el escenario de esta escapada a la francesa que disfrutamos con intensidad a lo largo de esta ociosa jornada.
Y es que cuando se pasa de la Spain a la Francia todo cambia. Se puede criticar, pero los franceses lo llevan todo muy bien, con orden, limpieza y hacen de los lugares ambientes muy acogedores. Tienen lo mejor de todo, o así se dice en la multitud de folletos que imprimen y que se pueden encontrar en cualquier lugar que se visita.
Como digo, se puede criticar lo que se quiera, pero es de admirar lo bien organizado que lo tienen.
Por fortuna hemos llegado a Colliure bastante antes que se produzca la invasión estival del bañador y la chancleta, por lo que podremos disfrutar mejor nuestra visita al lugar.
El entorno resulta realmente encantador, con un paisaje de dilatadas vistas y acantilados ásperos y recortados.
Este población costera, perteneciente a la comarca del Rosellón, fundamental en la historia desde la época de los Reyes de Mallorca.
En los acantilados puede observarse las rocas que lo conforman, rocas sometidas a terribles presiones que se pliegan en diferentes estratos de vistosas tonalidades.
Colliure fue inmortalizada por grandes pintores. A principios del siglo XX, Henri Matisse y André Derain, acudieron a esta localidad atraídos por la luz de su puerto pesquero y el colorido de sus casas que inmortalizaron en sus lienzos.
Descansando junto a las aguas del improvisado puerto, se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles cuya torre fue primero un faro para los navíos que navegaban en estas escarpadas costas. Mas tarde pierde su función y se transforma en campanario.
La primera documentación del Castillo Real de Colliure es del año 673, lo que evidencia la situación estratégica del lugar.
El castillo y la población son posesiones de los condes de Rosellón antes de pasar al control de los reyes de Aragón de 1172 a 1276. Más tarde, el Castillo Real fue anexionado al reino de Mallorca hasta 1343. Se convierte entonces en residencia real, ocupada de manera discontinua por los soberanos y su corte en sus desplazamientos.
Durante la "Guerra dels Segadors", en 1642, Colliure y su castillo sufrieron un asedio intenso. A raíz del asalto de la ciudad y del castillo por las tropas de Luis XIII de Francia, las tropas españolas, privadas de agua por la destrucción del pozo, deben rendirse.
En 1659, tras el Tratado de los Pirineos, con la anexión del Rosellón, el castillo pasa a dominación francesa. El arquitecto del rey de Francia Sébastien Le Preste, marqués de Vauban decidió entonces fortificar el monumento arrasando así el pueblo alto para fortalecer el recinto.
El castillo se convierte en prisión en marzo de 1939, cuando se transforma en el primer campamento disciplinario para los refugiados y militares republicanos de la spanish Civil Ward.
Muchos otros fueron enviados a los campos de Argelès-sur-Mer y Rivesaltes.
Después de 1941, los detenidos en el castillo eran franceses prisioneros del régimen de Vichy.
Caminar por la población...
... por sus calles, de casas perfectamente alineadas y de sorprendentes colores. Tienen un aire de población marinera y recorrerlas tranquilamente y sin prisas, nos deja este sabor característico de la sencillez y el buen ambiente.
Todo límpio y en buen orden como mandan los cánones establecidos en esa Francia orgullosa de serlo.
En alguna de estas calles abundan los famosos "ateliers" y las galerías de arte, con exhibición y venta de cuadros de muy diferentes estilos.
También se pueden encontrar algunas tiendas en las que se venden variadas ofertas de conservas, donde abundan las salazones de anchoas.
Después de dar la vuelta a la población y de visitar la tumba del poeta Antonio Machado, muerto en 1939 tras exiliarse durante la spanish Civil Ward; tumba que por cierto evitamos fotografiar por motivos sorprendentes que ignorábamos, regresamos junto a las aguas del pequeño malecón portuario.
En un extremo, sobre las rocas se alza una pequeña una ermita que mira a la lejanía del inmenso mar. Junto a ella una imagen de Cristo en el "Madero".
Impresiona la talla por el lugar en que se encuentra como fiel protector del hombre frente al temporal.
Dejamos Colliure por la carretera de la costa hasta llegar a la siguiente población. Se trata de Port-Vendres.
Desde aquí y subiendo por un estrecho camino alquitranado, vamos ganando altura, acercándonos hacia una montaña donde se adivina en su cima una construcción fortificada de extraordinaria factura.
Desde este lugar tenemos unas impresionantes vistas de Colliure en un entorno completamente privilegiado.
Un pequeño camino nos dirige hacia el "Fort St. Elm"...
El "Fort Saint-Elme" es un fuerte militar construido entre 1538 y 1552 bajo el reinado de Carlos I a partir de una torre fundada en el siglo VIII por los Moros. El fuerte es desde 2008 un museo con collecciones de armas medievales, renacentistas y exposiciones temporales.
A este lugar también, se puede llegar haciendo senderismo desde Colliure, pasando por el "camino del Molino" hasta el castillo. Sin la menor duda el recorrido supera con creces la subida en coche desde Port Vendres.
Epílogo:
Escápate a Colliure. No te decepcionará.
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