13/4/19

JORBA. CASTELL DE JORBA, SANT SALVADOR, SANT PERE D´ARDESA. PUIG DE SANT MIQUEL. Ruta de Senderismo.


Hacia las 9 de la mañana me encuentro subiendo con pronunciada pendiente por un camino cementado que me lleva a contemplar desde lo alto, la pequeña población de Jorba, en la comarca de l´Anoia (Barcelona).





Desde aquí se distinguen perfectamente las ruinas de lo que fuera el "Castell de Jorba".
La edificación se encuentra sobre el cerro de la Guardia, a 549 mts. y dominando la población.






Actualmente el castillo del que ya se tiene referencia en el año 978, se encuentra en muy mal estado. Sólo se conserva una torre de planta circular, varios fragmentos de los muros perimetrales y otras fortificaciones que podrían datarse hacia el siglo XII o XIII.
Fue destruido a causa de un ataque durante la Primera Guerra Carlista (1833-1840) junto con su capilla, ya que servía de cuartel de las fuerzas liberales. 






Abandono el lugar y continúo por caminos desconocidos siguiendo la ruta marcada. Hay que aprovechar esta mañana soleada y agradable.






Me interno por un sendero entre verdes campos y bosque bajo, solitario y silencioso dónde solo se escucha el leve crujido de las pequeñas piedrecillas bajo las botas.
Al fondo adivino una construcción en ruinas. Es la Capilla de Sant Salvador, adosada a una pequeña edificación, el mas de Bover, que aprovechó uno de los muros para su construción.
Aquí más detalles sobre esta Capilla.






El sendero serpentea entre el bosque y termina de nuevo en el camino principal, que sigo adelante, sumido en la completa calma que se respira en el ambiente.






Más adelante el camino queda interrumpido por una estrecha carretera rural que se dirige, tal cómo indica la señal, hacia l´Espelt.
Sigo recto por el camino principal. 






Al fondo se destacan suaves montañas que se diluyen en el horizonte lejano.






Las lluvias de los últimos días han beneficiado el sembrado transmitiendo a los campos ese verdor primaveral tan característico.






Indicador. Sigo dirección hacia el ermitorio de "Sant Pere d´Ardesa", distante a 2,4 km. 








En lo alto de la loma parecen surgir de la agonía del tiempo las ruinas de una edificación que apenas se tiene en pié.
Es Cal Briançó.







Otro indicador del cual se hace caso omiso, el que lleva a El Pla de Rubió. Sigo recto sin desviarme...en dirección a la ermita de Sant Pere d´Ardesa.








Me desvío por un sendero que sube enérgico hacia la ermita que se ve allá al fondo entre los arboles.








Sant Pere d´Ardesa está situada dentro del término del desaparecido castillo de Ardesa, y ya se menciona en un documento del año 1082. 






Tiene una sola nave rematada con un ábside semicircular decorado con lesenas y arcos lombardos. La obra románica se realizó en dos etapas, la primera a mediados del siglo XI, época en la que corresponde la cabecera, y la segunda en 1192. Con el tiempo quedó abandonada y se derrumbó la nave. Ha sido restaurada en el año 2009.







En el suelo una piedra labrada parece indicar que me encuentro en lugar sacro, donde en ocasiones se realizaban sepulturas.





Desde la ermita continúa un sendero que en unos 300 mts. de pronunciado desnivel me va a llevar al "Puig de Sant Miquel", a 734 mts. de altitud.




Culmino la cima en poco tiempo. El sendero aunque definido, en algunos tramos tiene fuerte inclinación y es ciertamente escarpado y resbaladizo, pero no ofrece dificultades.





Punto geodésico en el punto de máxima elevación del "Puig de Sant Miquel".






Desde este enclave a 733 mts. pueden disfrutarse 360º de magníficas panorámicas, alguna de las cuales permite adivinar en las brumas lejanas la "serralada de Montserrat".






Allá al fondo, sobre una esplanada de la montaña, puede verse la ermita de Sant Pere d´Ardesa, dónde he iniciado la subida.





Momento para el desayuno. Un pan de calidad y crujiente, realizado con paciente "masa madre", tomate, atún, aceitunas y todo ello acompañado con una cerveza bien fría, constituyen los ingredientes principales que dan sabor a este extraordinario lugar.








Culminado el desayuno, es hora de marcharse del lugar. Desciendo por un sendero resbaladizo y accidentado. A un lado un árbol comienza a manifestar signos primaverales al asomar las primeras hojas en lo que parecían estériles ramas






Desde abajo se percibe la cima donde hace solamente poco tiempo, pude contemplar tan dilatadas vistas.







Frente a mí en el cerro se alza la iglesia y el núcleo de Rubió. Tengo que descender hasta el fondo de un barranco para remontar por el otro lado. Este fondo lleva por nombre "rasa del morro curt"







El descenso hay que hacerlo con atención ya el sendero que sigo baja abrupto y enérgico aprovechando los cauces formados por la erosión del agua de lluvia que se desliza hacia el fondo.
Con mucha precaución hay que ir tanteando donde situar los pies para no sufrir un resbalón con consecuencias.






Llego finalmente al fondo. Cartel indicador de situación que sigo en dirección al "castell de Rubió", ascendiendo ahora por esta cara de la montaña.





Voy disfrutando parajes silenciosos y solitarios, de horizontes que asombran y sorprenden al excursionista. Es aquella Cataluña interior que desprovista de una buena vía de comunicación, queda algo al margen de los aconteceres dinámicos de la actualidad.





Sigo señales de GR que me adentran por otro sendero en el interior de un bosque. Sorprende el bloque de piedra señalizado.




Paso junto a una construcción rodeada de altos pinos. Es Ca Alzina y Cal Tató, lugar tranquilo y agradable en medio del silencio y la naturaleza.




Una mirada atrás para ver sobre la loma, la iglesia de Rubió.







Resulta sorprendente la inmensa masa forestal que conforma el relieve de esta zona que voy recorriendo y que desconocía completamente hasta el día de hoy.







Junto al camino se encuentra Can Rigolfes, una edificación completamente arruinada, cuyo deterioro comenzó con el abandono de sus moradores y con la caída de la vieja techumbre. Todos los elementos del interior van sucumbiendo lentamente con la exposición año tras año a las inclemencias de la intemperie.








Horizontes primaverales, verdes y llenos de vida. Un gozo en el ánimo del senderista que tiene la dicha de contemplar tan hermosos paisajes.










El camino pasa junto a varias masías habitadas, como es el caso de Cal Codinelles. 






La floración primaveral en un árbol junto al camino...






Llego a un cruce de caminos junto a la Riera de Rubió. Aquí comienza un sendero que sigue junto al pequeño arroyo, bajo la sombra de majestuosos arboles a los cuales no han asomado todavía las incipientes hojas primaverales.








Decido hacer una pequeña pausa y aprovecho para comer unos frutos secos, avellanas, nueces y almendras, que siempre llevo conmigo en los itinerarios.








El entorno por el que discurre el sendero es realmente magnífico, pudiendo disfrutar los diferentes lugares por los que fluye el agua de la riera.










Todo el conjunto da lugar a un pequeño lago artificial formado por la esclusa de Jorba. Así se ha formado un espacio tranquilo y acogedor, donde la abundante vegetación de ribera ha naturalizado el espacio.






El sendero se convierte en camino que abandona el cauce de la riera. De nuevo se abren nuevos horizontes según avanza el itinerario.






Junto al camino una construcción de piedra seca. Todo un arte de pétreo saber que va quedando relegado al olvido.






La ruta está llegando a su fin con la llegada a las primeras casas de la población de Jorba. Cruzo las desiertas y silenciosas callejas sin apenas encontrar a nadie. 





Parece que el pueblo esté abandonado... ¡pero no!, de vez en cuando se escuchan sonidos de cubiertos y platos, y las noticias en una tele lejana. Miro la hora y me doy cuenta que son casi las 3 de la tarde.






Han sido 15 kms. de recorrido con 436 mts. de desnivel, bastante entretenidos debido a los tramos, algunos con cierta dificultad que indudablemente hacen disminuir el ritmo de los andares.


Ruta realizada


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