Esta mañana realizamos una ruta por un paraje cercano a nuestra ciudad, pero no por ello falto de encanto. Vamos a caminar desde la estaciónde ferrocarril de Baixador de Vallvidrera, (FGC), hasta la población de Sant Cugat del Vallés.
Son las 9 horas. El día está tranquilo y la temperatura muy agradable. Nos recuerda todavía ese calorcillo veraniego que está a punto de terminar.
El sol asoma tímido... |
Comenzamos a caminar subiendo desde la estación del ferrocarril hasta la gran construcción de Vil.la Joana donde se encuentra el museo Verdaguer. Desde aquí entre grandes encinas se llega al Centro de Información del Parque.
Vil.la Joana. |
Iniciamos una larga subida en dirección al Turó del Puig que nos llevará al coll del Gravat.
Dejando camino atrás... |
Podemos ir contemplando lugares que son de sobra conocidos por nosotros. La silueta del Tibidabo aparece recortada sobre el fondo de los árboles.
Siluetado... El Tibidabo. |
A lo lejos el Parc de Collserola se extiende agujereado por pequeñas urbanizaciones que rompen la armonía de un entorno privilegiado...
Parc Natural... Collserola. |
Durante todo el trayecto, nos cruzamos con una inmensa cantidad de bíkers que aprovechan la mañana para circular por estos caminos. Hay que ir con mucho ojo ya que salen de todas partes.
¡Atención! BTT. |
Llegamos a este lugar y alguien dice que es un bar... pero no lo es. Se trata de una pequeña casa de agradable factura que se encuentra junto al camino. Dejamos el supuesto bar y seguimos la ruta.
No es un bar... |
Después de llegar al coll del Gravat, descendemos en medio de un apacible entorno hacia la carretera de la Rabassada, justo en el Km. 6. La seguimos hacia la izquierda en dirección a Sant Cugat unos doscientos metros.
Caminos fáciles... |
Llegamos a unas indicaciones junto a un antiguo edificio ya abandonado y vamos en dirección a Can Ribes.
Al descender por el camino encontramos otra edificación que destaca por la cantidad de gatos que soportan estoicamente un buen merecido descanso, caldeado su sueño por el suave sol matinal. Nos miran con cierta indiferencia pero siguen vagueando a sus anchas...
La casa gatuna. |
Descanso gatuno... |
La mirada gatuna. |
El camino sigue transitado por los beteteros... y nos tenemos que ir apartando a cada paso que damos.
Encontramos un viaducto de grandes dimensiones desde donde podemos disfrutar de una magnífica panorámica. Se trata del viaducte de Can Ribes.
Se utilizaba como vía de acceso a una edificación que nunca se terminó. Pueden visitarse las ruinas. Fue construido entre 1908-1909. Tiene unos 85 metros de largo.
Más adelante quedan los restos de Can Ribes.
Viaducte de Can Ribes. |
Descendemos por un enmarañado sendero junto al puente,
para verlo desde abajo. A medida que vamos llegando a la base de la estructura, encontramos basura de latas y plásticos que algunos desaprensivos han arojado desde el puente. Parece que hay gente que no debiera salir de casa. Es aquella innombrable calaña que no tiene ningún tipo de consciencia ni consideración con el entorno. Baja ralea...
Volvemos a lo alto del viaducto y comenzamos a buscar un lugar para desayunar. Y pronto lo encontramos, al lado del camino, en una mullida alfombra de hojas caidas. El otoño comienza a asomarse a la puerta.
Bocatas, coca amb xocolata y frutas, son los protagonistas de estos momentos de delicioso paladar bajo los árboles. Sobran más comentarios.
Desayuno... una vez más... |
El pedregoso camino. |
Vamos en dirección a la ermita de Sant Medir, y para ello descendemos por un empinado sendero muy erosionado en su parte interna. Pero aún así encontramos a un bíker en plena subida.
Bajando hacia la ermita. |
Llegamos a Sant Medir. Foto obligada y visita al interior de la ermita.
En la ermita de Sant Medir. |
Llamada antiguamente de Sant Emeteri, la ermita de Sant Medir es de origen románico, aunque debido a las transformaciones que ha sufrido no queda casi ningún vestigio original. En el año 962 se encuentra la primera referencia documentada a la ermita como propiedad del monasterio de Sant Cugat y como una de las cinco parroquias del término. Los monjes del monasterio la tuvieron hasta el año 1446.
La popularización de la leyenda de Sant Medir convirtió a la ermita en destino de peregrinos. En el año 1802 se celebró la primera romería de sant Medir.
Actualmente, la colla de La Penya Regalèssia es la encargada voluntariamente de mantener el bello paraje de la Vall de Sant Medir.
Ermita de Sant Medir. Interior. |
La leyenda cuenta que Medir era un campesino que habitaba en este lugar en el año 303. Severo, el obispo de Barcelona pasó por allí huyendo de los romanos. Eran los tiempos de la persecución de Diocleciano. Medir estaba sembrando habas. Severo, que huía hacia Sant Cugat le dijo que si los romanos preguntaban por él, que no mintiera. Al marchar el obispo, las habas crecieron como si las hubiese sembrado meses antes. Cuando pasaron los romanos, Medir dijo la verdad: "Ha pasado cuando sembraba las habas". Los soldados, creyendo que se reía de ellos se lo llevaron preso. Cuando encontraron a Severo los martirizaron a los dos juntos.
Sant Medir y Severo. |
Abandonamos la ermita por una plaza contigua a la misma. La plaza está abarrotada de gente, ciclistas, niños caminantes etc.
Pronto la dejamos atrás y nos dirigimos hacia otro curioso lugar, la ermita de Sant Adjutori.
La ermita de Sant Adjutori era conocida antiguamente como Santa Maria de Gausac o Santa Maria del Bosque, debido a que en su interior se veneraba esta imagen. El topónimo de Gausac ya se encontraba documentado a finales del siglo X. A pesar de todo, no hay ninguna referencia concreta al templo hasta el año 1120, en que aparece en la relación de bienes del Monasterio de Sant Cugat. Llegó a tener condición de parroquia, hasta el siglo XVI, cuando pasó a estar dedicada a Sant Adjutori.
Sant Adjutori. Mirando el interior. |
La iglesia es una de las pocas de nuestro país construidas con planta circular, sin ábside y cubierta con una bóveda semiesférica.
El interior se iluminaba gracias a tres ventanas de medio punto.
Los caminantes ante Sant Adjutori. |
Encontramos nuevas evidencias del asomo otoñal...
La puerta del otoño. |
Cerca de la ermita encontramos unas curiosas ruinas. Se trata de un antiguo horno. Durante muchos años se ha polemizado sobre el origen de estos restos, considerados de época ibera. Las últimas informaciones apuntan a que fue construido en época romana, si bien se han encontrado numerosos elementos íberos a su alrededor ya que al parecer, ya existía otro horno por la zona.
El horno romano, que no ibérico. |
Continuamos y pronto llegamos a Can Borrell, una gran masía convertida en animado restaurante.
Masía de can Borrell. |
A partir de aquí la ruta se sucede en un devenir de gentes que llegan a este lugar desde Sant Cugat.
El Monestir de Sant Cugat, aparece ya al fondo, bien definido ya entre los árboles. El transcurir del camino es plácido...como casi siempre...
El destino está cerca... |
La enigmática... |
La Torre Negra, es una construcción militar románica muy bien conservada, de planta cuadrangular y tres pisos de altura con una torre cuadrada adosada a un ángulo del edificio.
Su origen se remonta al siglo XII, a un castillo llamado Ricanli o Ricard, construido en la época del abad Ermengol y parece que fue reconstruido entre los siglos XIV y XV. La torre Negra debe su nombre al color oscuro de sus murallas de piedra.
Sus primeros habitantes conocidos fueron los Vilanova en el siglo XII. Posteriormente pasó a la familia de los Palou.
A lo largo de la Edad Media fue objeto de litigios entre los propietarios y el monasterio de Sant Cugat del Vallés, que se oponía a su construcción.
... Torre Negra. |
Elementos arquitectónicos en la ruta. |
Observando el trazado. |
Y llegamos a otro de los lugares destacados de la ruta donde encontramos el famosísimo Pi d´en XandriEste se mantiene vivo gracias a un sistema de apuntalamientos. Según nos cuenta nuestro informante, parece ser que este pino era una especie de símbolo para el Parque Natural. Como siempre, presión desmedida sobre frágiles ecosistemas, urbanizaciones disonantes, egoismo y especulación , quiebran la armonía que se busca en estos lugares. Todo esto influyó para terminar con este símbolo. Cierta noche, unos desaprensivos de la peor ralea y calaña decidieron cortarlo para así terminar con tanta polémica. Afortunadamente el sentir popular apoyó la iniciativa salvadora para el Parque y no se construyó la urbanización, logrando salvar la vida del pino.
Gracias a la sensatez.
El apuntalamiento. Pi d´en Xandri. |
Pí d´en Xandri. Parc Natural de Collserola. |
Y ya entramos en Sant Cugat, finalizando así un agradable recorido de unos 10 Km.
Ha sido como siempre una mañana bien aprovechada. A partir de aquí, comenzaremos a preparar nuevos itinerarios por diferentes zonas del Parc Natural de Collserola.
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