En aquel lejano año de 1980, vuelve a sonar el mágico sonido del motor de una pequeña cámara de formato súper 8 m/m., la Nizo 2056 de Braun.
El sonido magnifica el paso de la película virgen por la ventanilla que capta las imágenes del exterior. Este acto sublime evidencia una idea que se ha fraguado en una mentalidad veinteañera y que, al final, a medida que el material fotosensible se ha impresionando, da lugar a la consecución de una película más o menos afortunada. Y como en aquella época gusto tanto de estas cosas, y triunfa el género del terror, me planteo abordar también mi particular visión del tema.
Cuento con poquísimos medios a mi alcance y he de improvisar con todo. El realizador superochista se las tiene que haber con todo a la vez. Es guionista, operador de cámara, director de actores, iluminador, ambientador, y posteriormente montador y proyeccionista, y además ha de embaucar a los protagonistas en el proyecto.
¿Qué más se puede hacer al mismo tiempo?
Con todos estos elementos mezclados, sale a la luz este pequeño filme que he rescatado de la oscura bobina en la que está almacenado y que ahora se difunde como se hizo en sus gloriosos días en los que se exhibíó en los esperados certámenes de Súper 8 m/m.
Dejémonos de palabrería y veamos el apasionante filme de poco más de 16 minutos de duración, donde aparece la protagonista de la historia que, bajo el influjo de un misterioso "cristal", sufre unos extraños episodios de posesión que la llevarán a un inesperado final.
El sonido magnifica el paso de la película virgen por la ventanilla que capta las imágenes del exterior. Este acto sublime evidencia una idea que se ha fraguado en una mentalidad veinteañera y que, al final, a medida que el material fotosensible se ha impresionando, da lugar a la consecución de una película más o menos afortunada. Y como en aquella época gusto tanto de estas cosas, y triunfa el género del terror, me planteo abordar también mi particular visión del tema.
Cuento con poquísimos medios a mi alcance y he de improvisar con todo. El realizador superochista se las tiene que haber con todo a la vez. Es guionista, operador de cámara, director de actores, iluminador, ambientador, y posteriormente montador y proyeccionista, y además ha de embaucar a los protagonistas en el proyecto.
¿Qué más se puede hacer al mismo tiempo?
Con todos estos elementos mezclados, sale a la luz este pequeño filme que he rescatado de la oscura bobina en la que está almacenado y que ahora se difunde como se hizo en sus gloriosos días en los que se exhibíó en los esperados certámenes de Súper 8 m/m.
Dejémonos de palabrería y veamos el apasionante filme de poco más de 16 minutos de duración, donde aparece la protagonista de la historia que, bajo el influjo de un misterioso "cristal", sufre unos extraños episodios de posesión que la llevarán a un inesperado final.
¡Quede ahí para una segunda posteridad!.
Y si se quiere seguir disfrutando de otros filmes del mismo autor, aquí dejo el enlace de otras de indudable interés.
Todas ellas rodadas con esta pequeña cámara que en su tiempo hacía las delicias del cineasta.
¡Ahí queda esto!, artesanía pura y creativa de otros tiempos.
¡Ostras! ¡Pero qué guapada! Felicidades, sinceramente es una de esas cosas que...yo grababa novelas en cintas de cassete con mi familia poniendo las voces...se lo que es artesanía setentera y ochentera, y lo divertido que resultaba...¡Me ha encantado tu peli!
ResponderEliminarHola Robin:
ResponderEliminarPues sí, había mucho esfuerzo y poca recompensa pero ahí queda, testimonio del pasado y de la mentalidad juvenil del momento. Menos mal que todos vamos aprendiendo y avanzando mas o menos.
Saludos.