Durante todos estos días han sido innumerables las salidas por el Delta de l´Ebre ya sea paseando o en bicicleta. Una selección fotográfica, nos ayuda a la espontánea reflexión de la mente. Sobran de momento las palabras.
La araña y sus criaturas. |
Perdida en el centro... |
El ocaso. Serra del Montsià. |
Bunker guerra civil. Bahía de los Alfaques. |
La triste mirada... |
Canales cerca de La Tancada. Poblenou del Delta. |
La Tancada. |
Poblenou del Delta. |
La casa de los "ratpenats". |
Plácidas rutas. |
En Btt por el delta de l´Ebre. |
En Btt. Entre arrozales. |
El habitante interior... |
Platja junto al Fangar. Delta de l´Ebre. |
En la punta del Fangar... |
El bíker en plena exhibición. |
El sol enciende la madrugada con nuevas mordeduras en la línea del horizonte y arrastra hasta el ocaso el declive de su viaje.
Mirando al mar... |
La luna brilla, el verano termina... |
Se desvanece el verano.
Se van consumiendo los días en el calendario con la misma
indiferencia que damos al transcurso de las aguas por los cauces de los
ríos o al viento que altera la quietud de la veleta. No sabemos en qué
momento los helechos han humillado sus testas ocres y anuncian el otoño;
cuándo el color morado de las flores del tardío (los “espanta
pastores”) tiñe de ausencias el paisaje; cómo se han ido enterrando
tantos matices del verde intenso de los prados entre derrumbes y
rastrojeras; en qué lugar y hora descubrimos nuestras sombras alargadas
si hace nada, en ese mismo contexto ellas lamían nuestros pies… El sol
enciende la madrugada con nuevas mordeduras en la línea del horizonte y
arrastra hasta el ocaso el declive de su viaje. Caen las horas del reloj
vencidas por el silencio de los anocheceres más tempranos: nuevos
acordes del tiempo en el armónico deambular de la vida.
Los niños entretienen las últimas fechas del verano en los preparativos
del cole: algunos finalizan remisos aquellas tareas escolares inacabadas
y otros van consumiendo los juegos con ese tinte nostálgico de los
finales de los cuentos. Los pueblos, en estas fechas, se van quedando
vacíos de gentes y aguardan soledades y sueños de esperanza para
un próximo año.
Guadalupe Fernández de la Cuesta.
Guadalupe Fernández de la Cuesta.
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