Un amanecer de finales del mes de agosto, cuando el sol en todo su esplendor se levanta sobre el horizonte y avanza haciendo prever un calor extremo durante todo el día.
Contemplar este ambiente reconforta en gran medida al observador que ha echado de sí la pereza de madrugar.
Del mar a la montaña en menos de una hora.
Me encuentro en una pequeña población, Bel a 953 mts. de altura, perteneciente al término municipal de Rosell, en la comarca del Bajo Maestrazgo, y situada en el lindero de la provincia de Castellón.
Bel es uno de los siete pueblos que conforman la Tenencia de Benifasar . Su entorno está dominado por la Peña de Bel, una cima de unos 1.005 metros de altura.
El edificio más destacado es la Iglesia parroquial de San Jaime. Su portalada constituye uno de los ejemplos más claros del románico propio de la comarca.
La única calle es la Mayor que cruza la población que ahora respira un cierto aire de vida. Cuando llega el invierno prácticamente queda abandonada.
Comienzo aquí un itinerario que me permitirá rodear un extensa zona de la montaña para volver después al punto de origen.
El sol comienza a ser incisivo evidenciándose desde ahora que voy a sudar lo mío.
Un indicador a la vieja usanza y muy trabajado me orienta en la dirección correcta.
Al fondo un horizonte de montañas lejanas, la Tinença de Benifassà, que son una prolongación de los "Ports de Tortosa-Beseit", con fama adquirida de agrestes y escarpados.
A medida que voy avanzando, puedo observar estas inmensas panorámicas con estribaciones y barrancos desconocidos que inquietan la mente solitaria de quien por estos lares hace la ruta.
Sigo por un sendero mas o menos marcado con señales de PR.
Otro improvisado indicador que señala "la coveta fumada de Bel" solo a 50 mts.".
Decido llegarme a este "cercano" lugar, y para ello hay que ascender por un intuitivo sendero que discurre entre grandes rocas con mucha piedra suelta que dificulta este ascenso extra.
Pero después de buscarla, no encuentro el lugar y decido dejarlo para ningún otro día.
He recorrido 3 kms. desde que dejé Bel. Así lo indica el indicador, y nunca mejor dicho.
Heme aquí solo en el solitario sendero... ni un alma por estos lares... dónde hoy, ni sopla el viento...
Allá al fondo parece que la montaña deja de ser tan agreste, ya que pueden observarse campos cultivados. A medida que voy avanzando quedan atrás, para internarme nuevamente en lo más agreste de la montaña.
El sendero desciende ahora lentamente...
... para ir luego ascendiendo, ahora no tan lentamente, y con un calor cada vez mas sofocante.
En estos momentos no podía imaginar todavía las sorpresas que me deparaba el destino... aunque la intuición estaba allí.
Y es que a medida que voy andando, puedo contemplar cada vez paisajes más agrestes, ásperos y quebrados, con lejanías inacabables.
En algunos tramos, el sendero desaparece y hay que guiarse por el trac del navegador. Es el único aliado en este lugar tan solitario.
Paso junto a una pequeña balsa de agua embarrada y agonizante.
Ahora ha llegado el momento del desayuno, son casi las 12 del mediodía y llevo hechos unos 7 kms., casi la mitad de la ruta.
El bocadillo y la cerveza sientan de maravilla. Comenzaba a estar falto de energía, y con esto creo haber recuperado todo el aliento perdido.
Continúo adelante a pesar de todo, ya que no me encuentro mentalmente demasiado relajado. Creo que este entorno tan singular y solitario me influye con cierta negatividad. Quizá la mente piensa demasiado... no sé...
Paso junto a otra pequeña balsa con agua para el ganado. Hace un rato que he ido encontrando en el sendero restos de excrementos.
Un pozo con agua protegida su entrada por unos troncos... Solución imaginativa con lo que se tiene a mano.
El sendero sigue descendiendo suavemente...
... y cruza junto a murallones de roca donde la hiedra consigue aferrarse con dificultad.
Más adelante, encuentro una rústica canalización formada por troncos de arboles que lleva su pobre caudal por diferentes desniveles del terreno. Sin duda, ahora, se utiliza para abrevar el ganado.
Es la "font de la Borja".
Y otra sorpresa... en medio de esta vegetación, aparecen las ruinas de varias edificaciones de las que solo permanecen algunas paredes aisladas. Es el "mas de la Borja"
El lugar está muy alejado de cualquier núcleo de población por lo que sorprende la solitaria ubicación de estas construcciones.
Al parecer son 3 o 4 construcciones de gran tamaño por tanto el núcleo habitacional pudo ser en su momento importante. La dureza de la vida en este entorno debió ser bastante difícil sobre todo en los meses invernales.
Cerca de las ruinas encuentro un indicador en el que destaca la dirección de Bel a 1 hora y media.
Ganas no faltan para ir cerrando la ruta, pero no me atrevo a acortar por desconocimiento del lugar y del tramo ya que el sendero va en dirección al fondo de un barranco.
Decido por tanto seguir el trac del navegador que indica sorprendentemente la dirección contraria.
Voy encontrando por el sendero montoncitos de piedras que me indican el lugar por donde seguir...
El lugar es tan solitario que comienza a angustiar el ánimo de quien esto escribe. Me encuentro hundido en un barranco rodeado de grandes rocas y vegetación, y silencio, solo roto por el crujir de alguna rama o el ruido de un animal entre la maleza.
El sendero remonta hasta llegar a lo alto de una pequeña loma. Cuando me asomo y miro desde el lugar donde me encuentro veo un panorama que me llena de inquietud...
Una sucesión de barrancos y quebradas de insospechado recorrido abarcan todo el horizonte. No veo salida ni final a tan inhóspito lugar. Me encuentro indeciso al no ver por donde seguir.
Por otro lado retroceder sería una auténtica locura.
Después de un nerviosismo inicial encuentro junto a la roca un delicado paso por el que tengo que descender con mucho cuidado para no resbalar...
...hasta llegar a un talud con desprendimiento de rocas sueltas y desgajadas que caen desde lo alto. Sigo descendiendo y sorteando las rocas que inestables siguen resbalando hacia el barranco. Y ni un alma..., en este lugar tan indómito.
Cualquier pequeño accidente como una torcedura de pié o una caída desafortunada, revestiría graves consecuencias, así que continuo con mucho cuidado.
Al llegar al fondo, el sendero inexistente continúa sobre el lecho seco de un riachuelo, formado por el llamado "barranco de la Borja" con enormes rocas que hay que ir sorteando y saltando, evitando las más puntiagudas.
Es relativamente fácil tener una torcedura de tobillo, por lo que sigo extremando el paso a pesar de lo angustioso que resulta el lugar.
Más adelante me llega un penetrante olor de muy desagradable intensidad. Allá sobre las rocas se ha despeñado un ejemplar de "cabra hispánica", animal que frecuenta estas escarpadas montañas.
Tengo que pasar junto a los restos desfigurados del ejemplar. Esto nos da idea de lo escabroso del barranco ya que estas cabra, que acostumbra a saltar por los peñascos de la montaña, debió resbalar y caer desde una altura considerable contra las rocas del fondo.
Esta visión dantesca no augura nada bueno...
Sigo durante un buen rato por el fondo del barranco siguiendo el curso del riachuelo y siguiendo los montoncitos de piedras que alguien ha ido colocando.
Por fin termina el barranco y llego a un lugar conocido como "Ullal de la Fou".
El "ullal" es una surgencia de agua que aflora a la superficie proveniente de una cavidad inferior donde esta queda almacenada proveniente de filtraciones de la montaña.
Respiro un poco y el nivel de angustia desciende. En este lugar, hay un indicador que señala la población de Bel.
Tampoco podía imaginar lo que estaba por venir...
Y más optimista comienzo a remontar por un alegre sendero que va cogiendo desnivel rápidamente.
Deben ser cerca de las 2 de la tarde cuando la subida comienza a tensarse.
El calor hace sudar al caminante solitario...
A mi izquierda puede verse el barranco de Bel, que va quedando hundido al fondo a medida que voy avanzando. El desnivel es importante, según el navegador me encuentro ahora a 450 mts. y debo remontar hasta los 950 mts. aprox. A lo lejos y en lo alto de la montaña, asoma un peñasco de con paños de roca muy inquietantes por el que, sin saberlo todavía, voy a tener que pasar.
Aquí estoy, soportando los calores y los sudores del ambiente como penitente en una procesión de Semana Santa. Voy subiendo, paso a paso desafiando todo, con valentía y esfuerzo, mientras me vienen a la mente imágenes de gente yaciendo con cardiograma plano bajo el sol de las playas... yo prefiero mover el corazón con emoción y disfrute a pesar de la foto...
Después, al cabo de una hora de intrépida subida, llego a la parte alta de la montaña. Allá a lo lejos se extiende una sucesión de elevaciones con caídas hacia gargantas y barrancos de difícil acceso.
Otro indicador que me va acercando a mi destino final después de franquear el paso de un lado a otro de la montaña...
...y otro mal augurio junto al sendero.
Con más ánimo, y casi sin una gota de agua, me encuentro cada vez mas cerca del final. Paso por algunas estribaciones de terreno con algunas edificaciones abandonadas y ruinosas hasta que en un recodo del camino, aparece por fin la población de Bel.
Entro en la pequeña población cuando son las 3 y media de la tarde. Sigue haciendo mucho calor. La calle principal está animada de niños jugando a cualquier cosa y correteando de casa en casa. La fuente junto a la iglesia mana solamente agua caliente.
Ahora queda el regreso por la estrecha carretera de difícil trazado que discurre sorteando peligrosos precipicios que llega hasta la población de Rosell.
Dejo el trac de 14,8 kms, de recorrido y 853 mts.de desnivel.
A las cinco de la tarde me siento para comer. No puedo descansar demasiado ya que a las siete y media comienzo otra itinerario nocturno, ahora acompañado, para subir al Montsiá, con un desnivel de 665 mts. de altura y que tantas veces he comentado AQUÍ.
El resultado es otra ruta de 12 kms. que se suma a la anterior y da como resultado aprox. 27 kms.
¡Objetivo conseguido!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario