4/12/10

ENNIO MORRICONE. GRAN GALA PER IL CINEMA. MEDIOLANUM FORUM DE MILANO. Venerdì 19 novembre 2010. ASSAGO.


Ha llegado finalmente el día, y allá vamos…La Gran Gala de Ennio Morricone está ya  más cerca...
El despegue hacia el aeropuerto de Malpensa T2 en Milán, es puntual. Son las 9 de la mañana. y en poco mas de una hora llegamos a nuestro destino.


Los Alpes al fondo


Los Alpes a vista de "avión"

El alquiler de un coche para el traslado y las consiguientes excursiones se efectúa en la T1, por lo que nos trasladamos con un autobús a esa terminal.
Una vez concluidos los trámites enfilamos dirección a Como para visitar el famoso lago. Las visicitudes para llegar extenderían demasiado estas breves líneas de comentarios, por lo que obviamos el contenido.



El lago Como

Pequeñas poblaciones bordean el lago
  

                      
Una angosta carretera nos conduce por el flanco derecho del lago, nos cruzamos con coches cuyo modelo de circulación no cumple realmente las normas, con una conducción acelerada por la parte central de la carretera.
El destino era la pintoresca población de Bellagio de la que distamos 25 Km. La tortuosa calzada va dando vueltas. Comienzo a impacientarme por no llegar al horario previsto al “Concierto”. El destino no llega, la tensión sí, ya no puedo más. Decidimos volvernos y llegando a Como nuevamente, nos perdemos dando varias vueltas por la ciudad. Cruzamos por varias contra direcciones y carriles bus, afortunadamente los “carabinieri” no nos pescan…
Aparcamos finalmente el coche y aprovechamos para tomar un bocado, ensaladita y franfurt, y de postre te “caldo”…

          
Pequeño hidro en el lago



Aero Club Como.

Sigo inquieto y nervioso, auguro una pérdida antes de llegar a destino y no poder llegar a tiempo de lo que verdaderamente interesa. Vamos sumando despiste tras otro, y vamos circulando por la “autostrada”, ahora hacia Milán, luego desvío a Bolonia. El tiempo transcurre rápido, …el “concierto”… ¿llegaremos?.
Quiero pasar primero por el hotel para ir preparado. Este se encuentra en la población de Corsico situado a unos cuatro kilómetros de Assago, lugar de nuestro destino.
Con el alma inquieta y estresada llegamos finalmente al hotel. Se trata del hotel Kristal.
Una ducha rápida y un poco de acicalamiento y nuevamente al coche, hacia Assago…¿llegaremos?...
El nerviosismo se acelera, no encontramos el Mediolanum Forum donde se realiza el Concierto. Una vuelta, otra…finalmente sí…allí está… ahora a aparcar el coche.


Mediolanum Forum de Assago

Un enorme parking al aire libre destinado al efecto, comienza a tranquilizarme el ánimo. Estamos ya en el sitio, son casi las ocho y el acto empieza a las nueve. En un repleto “autogrill” satisfacemos el hambre a base de unos "entrecots" medio crudos y con poco sabor, pero no importa demasiado. Aquí hemos venido para lo que hemos venido. Nos encontramos casualmente con otra pareja de Barcelona que también han acudido al Concierto. El es un fan del Maestro y quiere aprovechar la oportunidad para verlo, para ello, no ha reparado en el precio de la entrada, superior al mío de 165 €, pero a mi gusto situado en un lugar mucho peor.

                             
          

Entramos al recinto, y nos aposentamos en las sillas colocadas al respecto en la tribuna. Estamos en las primeras filas, al lado del pasillo… perfecto lugar. Nos obsequian por haber adquirido la entrada en "Prima Platea Numerata " con un estuche de recuerdo en cuyo interior hay un libreto muy bien ilustrado y un CD incluido.


Recuerdo del Concierto


Mientras se va llenando de gente voy dando vueltas por el lugar observando y fotografiando con interés creciente. Todo está a punto.


Últimos retoques al arpa

 La Roma Sinfonietta  preparada.




A las nueve y cuarto, comienza… y ahí está… “Il Maestro Morricone” saliendo ágil ante una orquesta y coros compuesta por 180 elementos. 


Ennio Morricone, "Il Maestro"
  
De la ciudad de Cremona han traído una obra de arte. Se trata de un violín fabricado por Antonio Stradivario allá por el año 1725 .Es una auténtica exclusiva y  lo va a tocar Marco Serino durante casi todo el Concierto. Aquí muestran la pieza única y se aplaude con devoción.  
          


El "Vesuvius" de Antonio Stradivari.

La música nos llena el ambiente y el entusiasmo de los aplausos queda patente al final de cada interpretación. No podemos definir con palabras el disfrute con el que fuimos acariciados con las dos horas que duró el Concierto. Cómo alguien dijo, toqué el cielo, y aunque en las entradas estaba escrito “no foto, no vídeo”, las cámaras no dejaron de trabajar. Casi al final, y con los "bises" que el entregado público logró arrancar, me situé ya a primera fila, a escasos cinco metros del escenario. Desde allí tenía una buena perspectiva.





                    




En fin una gran noche, para pasar a la historia.
He aquí el repertorio:
H2 S, Il clan dei Siciliani, Metti una sera a cena, Maddalena, Il Buono,il brutto e il cattivo, C´Era una volta il West, Giu la testa, L´estasi dell oro, C´era una volta in América, I promessi sposi, Átame, Marco Polo, Baaria, La Mission, etc.


La Soprano lírico Susanna Rigacci

Susanna Rigacci, fantástica durante el Concierto.



La Gran Gala termina con el apoteósico tema de la Misión. El Maestro con la Orquesta y Coros, elevó su composición a una tan grande y emocionante sensación que hizo vibrar al ferviente público que tuvo la suerte de asistir a este acontecimiento casi irrepetible.


                                          


IL Maestro Morricone. Nunca tan cerca...

La "Gran Ovación"

El concierto termina y la sensación es de que ha transcurrido el tiempo muy rápido, como un breve parpadeo… pero deja en el interior una agradable sensación, muy grata…
Se intenta pasar a saludar a “IL Maestro”, pero la seguridad lo impide. Varias personas estaban deseosas de un autógrafo. Una de ellas incluso le obsequia con un cuadro en el que esta plasmado Morricone dirigiendo una orquesta; también se le impide el paso, y tiene que confiar el cuadro a una secretaria para que se lo entregue personalmente.
Vamos abandonando el recinto...



Al día siguiente, al visitar una de las numerosa librerías de Milán, me encontré de repente con un libro que no dudé en adquirir pese a estar escrito en italiano. Se trata de una entrevista realizada por Antonio Monda al gran Maestro Ennio Morricone.
El libro tiene un título muy especial: "Lontano Dai Sogni".




 Lontano dai sogni. Otro recuerdo sorpresa.
                                                    
Después de descansar toda la noche de las emociones del Gran Concierto, dedicamos el día siguiente a  la ciudad de Milán. El transporte público fue el medio al que optamos para no sufrir los inconvenientes del día anterior.
El frío y la persistente lluvia no nos abandonaron durante toda la jornada.


                            



Santa María Nascente. Il Duomo di Milano

El Duomo de Milán nos sorprendió por su grandiosidad arquitectónica y su recia construcción.
Después abandonamos el interior y decidimos visitar la parte superior de la Catedral. Unas estrechas y empinadas escaleras nos condujeron a la  inevitable arquitectura de su azotea, y  nos brindaron unas hermosas vistas de la ciudad. Impresionante labor de picapedreros…



Recorriendo el entorno catedralício, nos encontramos con un artístico confesionario en el que el visitante puede expiar los pecados subyacentes en su atormentada alma en cuatro idiomas diferentes, y estamos completamente convencidos que quedan todos bien purgados.
Nota: (No se adjunta diccionario bilingüe).


Confesionario internacional. 
           








La visita obligada a las “Galerias Vittorio Emanuele”  complementaron la mañana.
Hora de comer. Hay que hacerlo aquí, a pesar de todo…por aquello de explicar donde has estado.
Francamente, no comimos nada bien. La señora pidió una “brochetta”, y  la “brochetta” consistía en unas rebanaditas de pan cubiertos por unos dados de tomate aliñado…
Yo me decididí por unos spaghetti a la “vongole”, con almejas. No estaban mal… una cervecita, un agua, infusión y café, total 75 €, incluidos 12 por el servicio de ambos comensales.
El lugar era bonito y agradable pero…no volveremos...




Galerias Vittorio Emanuele.

La tarde sigue lluviosa, así que decidimos coger un tranvía de estos de época que todavía circulan por la ciudad, y allá vamos, sin billete pero arriba. Afortunadamente un hombre que allí viajaba nos vendió dos. Así pudimos constatar que nadie pasa los billetes por la máquina validadora al subir en los transportes públicos. Increíble como está el país.
Bueno, en Milán, aparte de “La Scala” y la Iglesia donde se encuentra La última Cena de Leonardo de Vinci, y que desafortunadamente no pudimos visitar, no hay nada más, así que decidimos regresar al hotel.



Un tranvía de otro tiempo

Un tranvía llamado Deseo.

La espera en una fría, solitaria y húmeda estación de autobuses situada en la periferia de la ciudad, fue interminable. Allí, refugiados bajo la ropa que cada vez calentaba menos, tuvimos que esperar más de una hora para que llegara el bus. Y subimos a él sin tener unos billetes adecuados…


La fría y oscura estación de Bisceglie.

Al llegar al hotel, hacia las 22,30,  nuestro coche no se hallaba en el lugar donde lo habíamos dejado la noche anterior. Los nervios afloraron, pero observamos otro coche parecido al nuestro colocado más adelante, frente a la entrada del hotel. Subo precipitadamente a la habitación para coger las llaves que sorprendentemente abren las puertas de este coche. El apunte ha sido que alguien lo ha movido, pero nosotros adivinamos luego que no era cierto. Nunca dejamos el coche donde creíamos haberlo dejado la primera noche.


La mañana siguiente siguió con un cúmulo de despropósitos que abreviaré hasta llegar a la devolución del coche en el mismo aeropuerto de Malpensa. La búsqueda de la gasolinera para llenar el depósito  terminó desagradablemente con el engullido material de 50 € depositados en una máquina de suministro de carburante situada en una carretera y sin ningún personal que atendiera dicho establecimiento.
Este engullido no proporcionó ninguna gota de carburante ya que al parecer habíamos agotado el tiempo de accionado de la manguera. Por tanto tuvimos que suministrar más billetes para que pudiéramos llenar el depósito, mientras los rayos y truenos en el interior de nuestra cabeza maldecían el invento.
Al final entregamos el coche, y seguros de que nuestras aventuras habían concluido, nos enfrentamos a un nuevo reto. El equipaje de mano en el control policial del aeropuerto.
Estamos inmersos en una fila de gente que poco a poco va pasando por este control. A lo lejos observo gente alrededor de una infernal máquina que les está poniendo en serias dificultades. Se trata de un medidor de tamaño de equipaje. En su estructura metálica se introduce la maleta para determinar si cumple las medidas y el volumen que esta determina.
Un personaje ya nos indica que llevamos más equipaje que el que está permitido. Le comento que en la ida teníamos el mismo. Decido meter en mi maleta el enorme bolso de mi mujer. Una gran compresión y puedo cerrar finalmente con dificultad de nuevo la maleta.
Si en aquel momento me obliga a introducir esta en el ingenioso aparejo medidor, estoy convencido que no entran ni las ruedas…


El "siniestro medidor"

La "pesadilla" del medidor de maletas.

Nos desembarazamos luego de la pequeña mochila que llevo yo y de repente me veo cubierto de una multitud de objetos que llevo en  su interior, prismáticos, gafas, cámara de fotos, cepillo de dientes, cables…todo ha ido a parar a los bolsillos de mi abrigo y no hace falta decir que paso precipitadamente el control con unos sonantes pitidos que alertaron a todo el personal.

En fin, logramos pasar y tras hacer una paradita breve para recolocar todos los objetos en la mochila y sacar el bolso de mi maleta, llegamos a la sala de embarque.
¡Horror!, observo con estupor nuevamente al lado del mostrador, la estructura infernal que mide el tamaño de las maletas. No puede ser cierto…
A petición desesperada de mi mujer, vuelvo a abrir la maleta y a comprimir el bolso en su interior. Me camuflo la mochila entre la ropa y afortunadamente, en pocos minutos, podemos embarcar sin mayor problema.




Estamos ya en cabina. Respiramos con alivio, parece que esto va a terminar bien. En breves minutos el avión despega, y en algo menos de una hora y media, llegamos a nuestro destino.

 

Addio Milano...
                 
Seguimos riendo de las anécdotas acontecidas… y menuda sorpresa tendrán al hacer el recuento monetario en una lejana “estación de servicio AGIP”…


3 comentarios:

  1. Muy buena la crónica, te lo agradezco porque en dos meses voy al mismo sitio a ver a Morricone, y tengo dos preguntas: 1ª, qué tal es la acústica del Mediolanum, está claro que no es una sala de conciertos, pero el sonido está amplificado o es tal cual natural, y 2ª, aunque dices que no hubo forma de conseguir autografos, lo intentaste en el escenario o en los camerinos?
    Gracias.

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  2. Debió ser una experiencia casi mística poder asistir a la Gran Gala. De esas vivencias que no se repiten jamás.

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    1. Hola Victoria:
      En efecto, después del nerviosismo de todo el día (Si has leido los textos te habrás enterado de las aventuras precedentes), llegar al concierto fué un alivio. No obstante tuve una sensación levitacional extraña. Después de tantos años( desde los 14 a los 50 en el 2010), fué una emoción rápida donde confluían recuerdos y vivencias actuales. Al final una especie de relajamiento que traduciría como un instante que se volatiliza.
      En fín ya me estoy yendo... pero valió la pena indudablemente. Queda en la memoria para siempre y en el blog también, como fiel guardián de mis recuerdos.
      Saludos cordiales.

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