20/5/13

SORT. PER CASTELLVINY, BORDA DE BOTJA, PUJALT. Ruta de Senderisme.


Un lunes por la mañana, siendo festivo, se puede aprovechar de muchas maneras. Una es dormir a rienda suelta, y otra es hacer una ruta por la montaña.
Aprovechando nuestra estancia en la población de Sort en Pallars Sobirá, (Lleida), decido con la inestimable ayuda del gps "twonav", bajarme un trak y realizar un recorido que va a resultar muy provechoso.
Al asomarme al balcón a primera hora de la mañana, me encuentro con este espectáculo.


Las famosas brumas matinales.

Las siete y media. Comienzo a subir por una empinada rampa asfaltada que me lleva a las afueras de la población.





Pronto encuentro un sendero que remonta al lado de un riachuelo llamado el  de aguas impetuosas que bajan con fuerza debido a las abundantes lluvias de las últimas semanas.



Torrent de Pietat 

 A medida que voy adentrandome en el sendero, me da la impresión de ser un mero ingrediente de una ensalada de verde lechuga. Lo digo por la exhuberante vegetación que crece por doquier.







La ruta resulta de lo más agradable que se pudiera desear. Se trata de antigüos caminos de transhumancia, caminos naturales, con una tierra empedrada, llena de musgo y hierba.



A medida que asciendo (la ruta se las trae...), magníficas vistas se extienden en el horizonte.



Pocos comentarios se me ocurren mientras voy escribiendo esta ruta, ya que las fotos hablan por si solas. Realmente, el camino es de una gran belleza.

 





Arriba ya se adivina el pequeño núcleo de Castellviny, cuatro casas en disposición pesebrista, muy acorde con el tipo de construcción del Pallars.

 
Castellviny.

 Aparecen nuevos indicadores con otras tentadoras rutas que hacen las delicias del caminante...






Y no cansa ir fotografiando este ambiente húmedo, penetrante, de sosegada paz...




A medida que voy subiendo, escucho el cencerro colgado al cuello de algún animal. Pronto adivino su procedencia...

Paciendo...

Llego a la borda de Botja, una pequeña explotación agrícola con casa de piedra incluida, corral, y toda la amalgama de elementos que derivan de este tipo de entorno.

 
Borda de Botja.

Sorprende junto al camino un ejemplar de cactus con unas grandes flores surgiendo de su lechoso interior, emergiendo cual especímen de invasión terráquea.






Y ¡cómo no!, un improvisado gallinero con ejemplares  rechonchos y redondos, picoteando aquí y allá rebuscando entre los hierbajos que acolchan el suelo gallineril.

La gallina ecológica.

Continúo este ascenso interminable entre un acuoso ambiente herbáceo que me hace sudar a grandes gotarones empujados por la humedad reinante.

 
"Esplendor en la yerba"

A lo lejos, las nubes agolpándose enderredor de la montaña, protegiendo su intimidad...

 








Me encuentro ya en Castellviny. Las cuatro casa que lo componen, parecen muy acogedoras. Aquí se respira este silencio que compromete el alma...




La gran casa de Castellviny.

Al pasar junto a la pequeña iglésia, veo con sorpresa el lugar que ocupan estas balas de paja. La ubicación de las mismas les va a garantizar seguramente la entrada al cielo.

 
¿Iglésia o almacén?...

 Sigo la ruta, ahora en dirección a otra pintoresca población, Pujalt, situada según el indicador a 1,6 km. Y sigo ascendiendo...

 


Castellviny...allá abajo...



El cambiante recorrido no deja respirar mi cámara de fotos. Ahora me enfrento con un nuevo paisaje, montañas, verdes prados, arboledas y nubes... todo ello plasmado en un lienzo de inspiración incomparable.

 


Al otro lado otras montañas se elevan tapizadas de nieve y niebla. Es otro destino que quizá algún día abra sus puertas...
  


Sigo el camino hacia Pujalt. En un momento se retuerce hacia un sendero embarrado que transcurre junto a las aguas de un riachuelo. Las botas se hunden en el blando suelo encharcado.

 


Junto al riachuelo me desvío de la ruta a seguir. El recién estrenado gps, imprescindible en esta y en cualquier ruta, me indica correctamente, pero me alejo al tratar de alcanzar el camino por otro lugar.




Tengo que saltar varias veces sobre las aguas, entre las resbaladizas piedras, hasta que encuentro de nuevo el sendero que me va a acercar a la pequeña población.

Pujalt, al Pallars Sobirá.

A la entrada del pueblo descanso brevemente y aprovecho para comer unas frutas que llevo en la mochila. Un plátano y una naranja me van a reponer de tan prolongada subida.


Esglèsia de Pujalt.

Doy una vuelta por el pueblo. Casas de piedra, calles tranquilas, silenciosas si no fuera por los cánticos de los pájaros que asoman entre los aleros de las edificaciones.
Aquí hay un museo dedicado a las mariposas, el "Museu de les papallones"
El gps me indica ruta hacia la fuente y los lavaderos públicos...


Pujalt... encimbellat a redós de la muntanya.



Rentadors de Pujalt.

A partir de aquí, el sendero es un retorcido trazado que va descendiendo por la montaña. Allá a lo lejos veo la población de Sort, reptando por el valle entre los murallones montañosos que la encierran.


Sort, lejos...

El primaveral recorrido, va ofreciendo toda la amalgama de colores como si de un óleo se tratara.






Llego a una fuente, lugar de encuentro de hadas y ondinas,
la "font del Rossinyol", que bien merecidamente debe hacer honor a su nombre. El agua mana fresca a esta hora de la mañana. Deben ser cerca de las diez. Me refresco rodeado del musgo y enredaderas que crecen junto al manantial, con los pies bien encharcados a resultas del húmedo lodazal donde me encuentro.

 
La font del Rossinyol.

El sendero sigue, ciertamente indicado, con rótulos de merecido esplendor. Antaño debieron servir de guía útil al caminante como también lo son hoy en día.

 


La estrangulante hiedra se ceba ahogando al arbol caido sobre el sendero. Como un monstruo salido del averno, estrecha sus redes alrededor del tronco desnudo, y ambos fenecen en esta lucha diabólica de desesperado final. La retorcida idea queda aquí plasmada en esta instantánea mordaz. 




Como en un relato de los hermanos Grimm, veo el transcurrir de un tiempo que ya no vuelve, agazapado ahí en el fondo de los recuerdos, a medida que sigo avanzando por este bosque de fantasía.
Los muros que se encuentran junto a la senda habrán visto pasar a mucha gente que se habrá internado en el bosque. El degoteo de los años es imparable...




Llego a un claro del bosque, allí se encuentra un "forn de calç" . Mudo testimonio del ayer y útil servidor de una forma de vida hoy desaparecida y abandonada.
Aquí me siento un rato para tomarme una fruta. El lugar invita al descanso.


Forn de calç.



Me encuentro ya cerca de Sort. Lo veo allá, entre los árboles del fondo, medio escondido, con el sol sobre sus tejados de pizarra... viendo definitivamente el resurgir primaveral de su entorno.




La flor vallada.

A las diez y cuarto llego a la población, y aprovecho para admirar sus alrededores. Sort es un lugar situado en un entorno privilegiado.


Sort.

Me encuentro junto a las murallas del "Castell de Sort o el Castell dels Comtes de Pallars". En este lugar se aprecia un tímido proceso de restauración.
No tenemos ninguna referencia escrita del castell de Sort hasta el siglo XIII, si bien la villa si que aparece vinculada a los condes de Pallars en el siglo X. La tradición nos dice que en el castillo nació Sant Ot, obispo de Urgell (1065-1122).





En 1055 la condesa Ermessenda hizo donación de la villa a Santa Maria de la Seu d'Urgell, si bien mantuvo el control sobre el castillo. Dos siglos más tarde, en 1280, Arnau Roger de Pallars se unió a otros nobles para alzarse contra el rey Pere II. Cuando sometió a los sublevados, éstos cedieron algunas tierras y posesiones al monarca, entre las que se encontraba Sort.


Castell dels Comtes de Pallars

En el siglo XV Hug Roger III se declaró en contra del rey Joan II en este castillo. Al ser derrotado fue encarcelado en Xàtiva, dónde murió en 1503 y el condado fue vendido a los condes de Cardona. Estos concedieron numerosos privilegios a la villa y convirtieron el castillo en palacio, que posteriormente abandonaron en el siglo XVII.
En época gótica se construyó un palacio, del cual se conserva el muro este, dónde destaca la gran puerta dovelada y dos ventanales góticos, muy restaurados.




Conclusión final. Ruta de entorno impresionante con un recorido de 6,4 km. Entorno idílico para soñadores primaverales amantes del senderismo. Muy recomendable a pesar del desnivel que se acumula.
Satisfacción por todo lo alto.

Se puede descargar la ruta de:http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3143745

El autor es de un tal "raroal".


Ruta realizada.

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