Nuestra ruta comienza en la población de Santa María de Martorelles (Barcelona), y ubicada en la Serra de Marina, una cadena montañosa perteneciente a la Cordillera Litoral catalana. Con una extensión de 2.086 hectáreas, este espacio constituye un elemento muy notable por su gran interés ecológico, cultural y paisajistico, incrementado todavía más por la situación contigua a una de las áreas más densamente pobladas de la región metropolitana de Barcelona.
Son las 9 de la mañana cuando nos adentrarnos por la frondosa vegetación que circunda el otoñal camino.
Llegamos a un gran claro donde destaca al fondo la primera fuente de la jornada, la font Sunyera. El lugar húmedo y silencioso, parece despertar lentamente del sueño de la noche entre la abundancia de hojas caídas por todas partes.
El camino nos conduce a otra fuente. Se trata de la Font de Sant Doménech i del Ca, santo patrón homenajeado en una especie de hornacina protegida bajo rejas.
Apenas sale agua por su caño a causa de la sequía de los últimos meses.
El camino ahora va remontando montaña arriba. Seguimos rodeados de frondosa vegetación.
Llegamos a la Font de la Teula, otro fantástico enclave que es escogido como idóneo para desayunar.
He ahí la base de un perfecto desayuno montañés. No me falta de nada, y mientras lo voy preparando, alguno de mis compañeros ya casi ha terminado de comerse el suyo. No hay paciencia a la hora de esperar.
Ahora remontamos por un empinadísimo sendero hacia el Turó de Castellruf, lugar donde podremos admirar una dilatada panorámica de la zona.
La cercanía de la Navidad, hace que diferentes centros excursionistas depositen un mas o menos tradicional belén en el lugar más alto del entorno.
Rodeando esta colina, pueden observarse los restos del poblado ibérico de Castellruf, a 459 mts de altura. Los muros que componían las edificaciones se conservan perfectamente, y nos da una idea aproximada de la importancia que tuvo este asentamiento desde el siglo VII a.C. hasta el II a.C.
Rodeamos el perímetro de la montaña.
Desde esta privilegiada atalaya, podemos seguir viendo grandes panorámicas de horizontes lejanos.
Allá al fondo, la niebla permanece asentada sobre el valle, inmóvil y silenciosa...
Volvemos a la pista principal y seguimos por un camino de altos árboles.
Una indicación nos alerta de la existencia de un monumento prehistórico, un dolmen.
El dolmen de Castellruf tiene planta rectangular con dos losas a cada lado y con una cubierta rota en dos partes. A su lado había un menhir que fue trasladado a la plaza de Santa Maria de Martorelles.
Parece que el ansia de absorción magnética crea en nuestro acompañante una atracción que alimenta su espíritu, y de esta manera culmina la relación pétrea que les ha unido por unos instantes en íntima comunión.
Llegamos a otro de los puntos culminantes de la zona, el Turó de Galzeran, llamado también Turó d´en Mates o localmente, el Telégrafo, situado a 484 mts. de altura. Desde este lugar, una torre de vigilancia otea el vasto horizonte, con los municipios de Alella, Tiana y Martorelles de Dalt.
Aquí hay un vértice geodésico que fue utilizado en 1794 para medir el meridiano de Dunkerque-Barcelona que sirvió para determinar la longitud del metro. Se utilizó la triangulación del vértice formado por el cim de Matagalls, el Puig Rodó y el Turó de Galzeran.
Al fondo se pueden entrever entre la neblina del horizonte, el litoral mediterráneo y las grandes poblaciones de Badalona y Barcelona.
Aprovechamos para comer unos cuantos frutos secos y un poco de fruta, pero la llegada de unos corredores que no han tenido la precaución de cogerse algo de comida para la salida, hace que se apunten a la reunión con una ansia devoradora que reduce considerablemente las existencias de nuestros productos.
Pero al cabo y a la fin, la amabilidad y la unión entre la gente que nos encontramos en la montaña tiene que quedar bien evidenciada.
El sendero pasa por un curioso lugar hundido a modo de trinchera natural, entre el frondoso ramaje de los árboles.
Al final, se llega a un curioso lugar, un pequeño claro donde se levanta un gran ejemplar arbóreo.
Abatido por no sabemos que motivo otro de los grandes troncos se ha habilitado como lugar de reposo.
Junto al magnífico árbol, la font de Can Gurri, fuente natural, como siempre sin garantías sanitarias.
Seguimos camino rodeados de grandes montañas que nos llaman poderosamente la atención.
Una zona húmeda junto al camino donde crecen musgos con unas curiosas protuberancias a modo de trompetilla.
Por estos caminos otoñales llegamos a otra fuente. Se trata de la font de la Mercé, y en esta ocasión mana abundante agua, eso sí, sin garantías sanitarias.
El lugar es magnífico, de gran belleza debido a la gran cantidad de hojas que tapizan el suelo húmedo y sombrío.
Pasamos al lado de un grandioso depósito de agua del que sin duda sería imposible salir.
El sendero nos lleva ya a la parte final de la ruta ya que Santa María de Martorelles está a cuatro pasos.
Magnífico itinerario de otoño cuya ruta de 10,31 kms. agradecemos a un tal Jordi1925
Ruta realizada. |
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