1/10/16

Población medieval de MONTAÑANA, (Huesca). Ruta Turística.


Nos encontramos en un lugar donde el tiempo parece haberse detenido, un lugar con un encanto y un sabor de características determinadas que nos hace viajar a otra época. Bien parece una regresión al pasado medieval de estas tierras que se denominan de la "Franja"
El pequeño núcleo de Montañana  perteneciente al municipio de Puente de Montañana.  Se encuentra en el valle del Noguera Ribagorzana, en un cerro delimitado por los barrancos San Miguel y San Juan. 
El pueblo ha mantenido el patrimonio románico y medieval por el cual se declaró conjunto histórico-artístico en 1984.




Entramos al pueblo por calles empedradas a la antigua usanza, con sabor rural, con años de historia entre sus edificaciones. 
Los primeros datos sobre Montañana aparecen en el año 987, donde se hacen las primeras referencias sobre este "castro" en el Cartulario Medieval del Monasterio de Alaón. En aquellos primeros años, sus habitantes compartían espacio con las órdenes militares de los Hospitalarios y los Templarios, defendiéndose de incursiones musulmanas en 1017 dirigidas por Abd el Malik.
A partir de 1834 fue capital del municipio, pero con la despoblación del medio rural de la década de los años 60, comenzó un declive que hizo peligrar el conjunto medieval.







Tras cruzar un puente de piedra de bella factura dentro de la tradición bajomedieval del siglo XV comenzaremos una subida por una empinadísima calle que nos llevará al punto culminante de la villa, a la iglesia de la Virgen de Baldós, por donde pasa el sendero de gran recorrido GR1.




Henos ahí posando junto al puente cuando la luz comienza a declinar.







Comenzamos a subir por sus empinadas calles de piedra, llenas de recovecos sorprendentes evocadores de otros tiempos, que conservan la esencia del medioevo. Montañana es sin duda el pueblo más típicamente medieval del alto Aragón.






Llegamos a la parte alta del pueblo, dominada por la iglesia de Nuestra Señora de Baldós de finales del siglo XII y principios del XIII y lo que resta de la torre medieval que poco a poco se va desmoronando.









Junto a la iglesia sigue en pie un trozo del muro de la antigua fortaleza construida en el siglo XI y que marca el inicio de Montañana. La fortificación formaba línea fronteriza y defensiva en tiempos de la reconquista.
Este único elemento conservado, es la llamada Torre de la Mora.




Abandonamos el lugar y volvemos a descender hacia  el pueblo. Sus calles comienzan a iluminarse por las ténues y amarillentas luces de sus faroles.





Nos queda tiempo para otra visita. En la parte izquierda del barranco, puede verse la edificación de la iglesia de San Juan de factura románica de una sola nave.



Por un camino rodeado de vegetación que discurre junto al barranco, se llega a la bella edificación de espadaña silenciosa al caer las últimas horas de la tarde.




A medida que transcurre la tarde, las sombras nos van arropando cada vez más. Echando una mirada hacia lo alto todavía se destacan silenciosas las siluetas de sus edificaciones.




Cuando salimos de la población, hablamos con un informante y nos comenta que durante la mayor parte del año habitan el pueblo solo dos personas y es en verano cuando sus calles se llenan de un efímero júbilo.
Pero a pesar de todo, Montañana constituye sin duda una visita sorprendente que no podemos perdernos.
AQUí  un enlace para el que quiera profundizar.


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