2/9/10

JOAN SENSERRIC. L ´ÚLTIM HABITANT. El último habitante.

Este capítulo forma parte de la ruta BTT " Esblada a Puig Formigosa " y viene referenciada en la misma, en otro apartado del blog.


El paisaje y el abandono. La última soledad.
Nuestro personaje forma parte de este paisaje. Éste es integramente el reportage fotográfico de nuestro primer encuentro. Difícil olvidarlo. Según cuenta nuestro informante, su nombre es Joan Senserric.

  

                           

   

  


  

La primera imagen que tuve fue la llegada de estos perros que le acompañan continuamente.
Joan accedió desde el primer momento a ser fotografiado. Me comentaba que seguramente hacía poco que tenía la cámara y que por eso quería hacerle fotos continuamente.




Joan Senserric nace hace 82 años en esta casi abandonada i aislada masía cerca de Puig Formigosa. Sus padres murieron hace años y están sepultados en la población de Querol. Tiene tres hermanos que también han muerto. Algunas gentes de lugares próximos saben de su existencia y de su vida olvidada. Le encanta que le visiten y le lleven algo para poder subsistir.





Tiene en un corral 4 cabras, una pareja de palomas, unas pocas gallinas, un par de conejos y ya casi nada más. Sabe exactamente por la posición del sol la hora del día. No dispone de luz  y rige su vida por el atardecer y el amanecer.












Su existencia transcurre en la soledad y el abandono de la que quiere ser fiel exponente.
"Jo vull morir aquí" ( Yo quiero morir aquí ), me dijo en algún momento.
El agua le llega de la montaña por una conducción y por una fuente cercana.
Es una persona cordial que pudo seguir el ritmo del país a través de un aparato de radio que ahora ya no funciona. Le hubiera gustado tener un teléfono móvil por si le ocurría algo pero en aquel lugar era bastante complicado.











Un calendario desvencijado le sirve para saber el día de su existencia. No cultiva nada y su obsesión son las setas que sabe encontrar perfectamente. Está satisfecho de su salud, parece que estos solitarios parajes se encargan de mantenerlo con una envidiable vitalidad. Sólo unas manifiestas cataratas le impiden ver correctamente.








El frío del invierno lo pasa refugiado en las cuatro paredes de la ruinosa masía, frente a un pequeño fuego y bajo las mantas roídas por el tiempo.
Prometí volver pronto y así lo haré.
Habrá mas sorpresas...
Volveré...



Joan Senserric, l´últim habitant. El último habitante.


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