2/9/10

RUTA EBRO. GR 99. AMPOSTA - FARO DEL GARXAL. CAMINO NATURAL DEL EBRO

Ruta muy interesante para recorrer unos parajes de gran belleza. Se inicia en Amposta y saliendo de la población, vamos a cruzar en primer lugar el antigüo puente y seguir un canal de riego que se pierde en lontananza.
Rápidamente encontramos el itinerario (por cierto muy bien marcado) del GR 99.
El Camino Natural del Ebro comienza en Fontibre, y finaliza en esta etapa, un recorrido largo y llano a través del Parque Natural del Delta y los grandes arrozales formados en las tierras nuevas de aluvión.
Ciñéndose a la orilla del Ebro, se bordea el nuevo puerto pesquero del pueblo y se sube al pequeño mirador de Muntell de les Verges desde donde se alcanza el faro del Garxal, desembocadura oficial del Ebro. Rodeando la laguna del Garxal, parte del Parque Natural, se llega a la última meta del Camino Natural del Ebro en el paseo marítimo de la urbanización Riumar.


 
Antigüo puente de Amposta


Pilares del nuevo puente



Por el camino de "Mare de Déu de la Aldea al Ebro"





Transbordador de "La Cava"



El "Pont dels Moros o del Rei"


La mayor altura del delta, "el muntell de les Verges"




El "Far del Garxal"




En bici por el GR 99


Cruzando con el transbordador en Sant Jaume d´Enveija


Desde Riumar, se vuelve a reiniciar el regreso hasta el transbordador de Sant Jaume que nos cruza el Ebro.
Seguimos el otro margen del río por la senda y nos dirigimos a un pequeño enclave de población muy pintoresco, Balada. De allí,  al punto de partida.


Balada

Km. totales ruta.

La historia de la formación del delta del Ebro es reciente y dinámica. Tras el fin de la última glaciación (hace unos 10.000 años) y el consiguiente ascenso del nivel del mar, la línea costera retrocedió hacia el interior de la península. En esa situación, cuando el Ebro alcanzaba el mar depositaba, cerca de la orilla, todos los sedimentos que traía consigo, creciendo de esta manera progresiva el sistema deltaico. Sin embargo, no es desde hace poco más de 1.500 años que estos sedimentos se constituyen como tierras emergidas. Las personas que habitaron estos lugares a lo largo de los siglos tuvieron que ir cambiando sus enclaves portuarios y pesqueros, adaptándolos a la tierra viva y caprichosa que era el delta y su río, en constante movimiento.

La desembocadura propiamente dicha, ese lugar donde el río se mezcla con el mar, ha sufrido multitud de cambios a lo largo de los últimos siglos. La fuerza del río, los grandes temporales, las corrientes marinas…han ido dando forma no sólo a la línea de la costa, sino también al interior de la llanura deltaica, determinando la disposición de lagunas salobres y antiguos cauces fluviales abandonados. En la actualidad, debido principalmente a la sucesión de embalses que escalonan el Ebro a lo largo de toda la cuenca, la cantidad de aportes que alcanzan la desembocadura es tan escasa que no permiten el crecimiento del delta, siendo las olas las que ganan terreno y redibujan la línea de la costa.

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