10/1/19

Alrededores de COPÓNS. Per les masíes de CAL QUETA, CAL GARSA, EL LLORET, MAS LLORETÓ, EL GELABERT. Ruta de Senderismo.


A las 8:30 de la mañana me encuentro en la pequeña población de Copóns, en la comarca de l´Anoia, Barcelona.
A esta hora temprana y a pesar de los augurios de bajísimas temperaturas en toda la península, hay 2º positivos.
Y a pesar de la evidencia, sigo adelante con mis planes senderistas. Bien pertrechado y después de unos estiramientos musculares que previamente realizo en cada salida, me adentro por las adormecidas calles para dar comienzo a la ruta que me he marcado.




Después de pasar junto a la iglesia, dejo atrás las últimas casas de la población, comenzando la subida por un  pedregoso sendero






Flores invernales junto al camino. Es el llamado "bruc d´hivern" o también "brezo de invierno", arbusto de la familia de las "ericáceas", creciendo entre matorrales siempre verdes, secos, bosques claros y colinas rocosas de suelos calcáreos.






Cuando llego a lo alto del promontorio puedo divisar una extraordinaria panorámica de la zona. Allá al fondo, protegido por las estribaciones montañosas que lo rodean, puede verse la población de Copóns.






Continúo por caminos solitarios con una fría brisa soplando a intervalos regulares, haciendo que me arrebuje bien dentro de la chaqueta. Solo de esta manera puedo mantener un cálido interior sin tener problemas con la temperatura.
Paisaje invernal de arboles desnudos y retorcidas ramas a ambos lados del camino.








Voy siguiendo por el "camí ral de Calaf" en dirección a la montaña que comienza a verse allá al fondo, lejos de dónde me encuentro en estos momentos, que es la "serra de Cal Queta".
Pese al cierto grado de monotonía en este tramo del camino, pueden disfrutarse bonitos paisajes de campos donde asoma el ligero verdor de las simientes primigenias. Son, en definitiva, horizontes de lejanas soledades.








Después de pasar junto a las dos masías que se encuentran en esta zona, "Cal Queta" y "Cal Garsa", esta última con un ermitorio curioso, enfilo directo hacia el "Tossal de Portella" que ya puedo ver al fondo. 






Hacia las 10:30 decido hacer la obligada pausa para el desayuno. En esta ocasión también podré disfrutar de un buen ágape a base de bocadillo de atún bien socorrido con tomate, aceitunas, una fresca cerveza en envase de vidrio, y una naranja de postre. Y todo ello al amparo del sol invernal que en determinadas zonas hace subir algunos grados la temperatura.








Terminado el desayuno, sigo camino por la llamada "carena de les viudes". Desde lo alto puede verse al fondo el pequeño núcleo de "Sant Pere del Vim" con su iglesia declarada bien cultural de interés local.







A partir de aquí, la ruta gira hacia la izquierda, rodeando el bosque de "Can Retitell", cuyos arboles se ven al fondo.




El paisaje invernal es extraordinario, con un sol esplendoroso en un cielo azul y luminoso. Este confiere y magnifica los contornos de los árboles y sus maltrechas hojas secas que aún permanecen unidas a las retorcidas ramas cubiertas de líquenes que se extienden por las superficies rugosas.






Me adentro en la solitaria y fría umbría del silencioso  bosque. Camino despacio, viviendo y disfrutando la sencillez del momento y el entorno.





Aquí encuentro algunos charcos que han quedado completamente helados por las bajas temperaturas de la pasada noche.





Nuevo giro a la izquierda al encontrarme con otro camino. En este punto se inicia el regreso al punto de inicio del itinerario. 




Allá a lo lejos, sobre una colina, se levanta una construcción.  Es la pequeña iglesia de "Sant Salvador de Miralles", abandonada, en ruinas y en un proceso imparable destrucción. Pertenece al municipio de Veciana, y al parecer, hordas descontroladas la arrasaron y la incendiaron en su conjunto durante la guerra civil del 36.





Sigo adelante bajo un sol que comienza a calentar por momentos...





... mientras paso por lugares que me permiten ver paisajes de gran belleza.






Sobre un pequeño promontorio, una masía también en estado de abandono. Se trata de "el Lloret". Es tan magnífica que decido acercarme a la edificación







El recinto es enorme, impresionando su lamentable estado de abandono. El tiempo hace mella implacable en su ya frágil estructura, lo que  conlleva a un proceso irreversible de desmoronamiento.






Abandono el desolado lugar como siempre pensando en los moradores que habían vivido en el lugar, con su peculiar forma de vida tan diferente a la actual.
Hasta el camino llega un rumor de agua. Es la "riera de la Roda" que está cercana a pasar por un pequeño embalsamamiento, la "resclosa del Fiterol".






Más adelante paso junto al "Más Lloretó". Este, habitado en la actualidad, conserva toda la grandeza de una edificación de antaño, y está rodeado de un muro de piedra seca de esmerada técnica constructiva.






Heme ahí, avanzando por el solitario sendero hacia la parte final del itinerario.






El camino se convierte en senda que remonta dificultosamente hacia la "serra de cal Queta". Desde lo alto puede verse la masía de "cal Vilella" que he dejado atrás.






El alegre sendero serpentea por el contorno de la montaña hasta desembocar en un camino más ancho que cruza un poco más allá, junto a la masía de "el Gelabert".






Detrás de la construcción se encuentran algunos ejemplares de granados de aspecto raquítico, en cuyas ramas cuelgan abandonados sus abundantes frutos que resultan humanamente incomestibles.






La ruta se adentra ahora en una zona próxima a la riera de Veciana, húmeda, fría y solitaria, de aspecto otoñal por sus hojas caídas en el suelo.






El camino me lleva a la llamada "Font de la Canal", un lugar tranquilo donde las aguas forman una pequeña cascada.






La ruta sigue en su parte final la carretera comarcal BV-1005 acercándome a la población de Copóns que puedo ver apiñada alrededor de su iglesia.






De las primeras casa del pueblo parte un camino que se adentra en la zona donde circula la riera. Aquí se encuentra otra de las curiosidades naturales de este lugar. Es el "gorg de Nafre", rodeado de árboles de ribera con un encanto extraordinario, refugio de sensaciones por la fuerza del agua que cae en un salto de unos cinco metros de altura originado por el fuerte desnivel.








Abandono el lugar y me adentro de nuevo en la población. La ruta llega a su fin. Cruzo las calles solitarias cuando son cerca de las 2 de la tarde. No hay duda, me he tomado la excursión con mucha calma, como debe ser. Con tranquilidad las cosas se ven de otra manera.






Aquí dejo el enlace de esta ruta de 15,24 kms. de recorrido y 319 mts. de desnivel. Como siempre, muy recomendable realizarla con esa tranquilidad que antes he comentado:




Ruta realizada.




No hay comentarios:

Publicar un comentario